domingo, 30 de marzo de 2008

La Libertad de La Noche

Confieso que al principio, la idea no me acababa de cuajar, pero ante las insistencias de mi brother “El Sapo” no me quedo más remedio que aceptar. Cerré el teléfono y comencé a prepararme psicológicamente para lo que se venia. Me vestí con ropa cómoda y tome la calle, la hora de reunión era entre 7:30 a 8 PM. En el camino hacia el encuentro mis peores miedos comenzaron aflorar: ¿Y sí me caigo? ¿Y sí me pisa un auto? trate de relajarme un poco y trate de disfrutar un poco del viaje en bus (si alguien puede hacerlo).
Al llegar al sitio, estaban ya el Sapo y el Dany. Procedieron a darme algunas indicaciones y armar las bicicletas, ese como todos los miércoles era el día en que toda la cofradía se reunía para hacer El Street.
El Street es una modalidad de ciclismo urbano, en el cual el objetivo es tomar las calles como espacio de expresión. Es decir tomar las rutas citadinas, apropiarse de las mismas y buscar las dificultades y obstáculos que muestran para realizar trucos y monerías. Se prefiere realizarlo por la noche para tener mayor libertad de movimiento y no disputar el terreno con los autos como sucede por la mañana.
Ya equipado con las respectivas protecciones, subo a la bicicleta y comienzo a realizar los primeros movimientos. Confieso que no me había subido en una bicicleta en los últimos 15 años, por lo cual las primeras maniobras las realizo con torpeza. Poco a poco voy ganando confianza y empiezo a deslizarme, el miedo comienza a desaparecer, la nueva sensación me gusta. Ya con las pilas cargadas. El aplomo a flor de piel y con la seguridad de darlo todo, procedemos a irnos al sitio de reunión. Tomamos calle, el frió cala hasta los huesos y el viento helado nos acompaña. Mi físico es deplorable pero pedaleado tras pedaleado tomo el ritmo. Al llegar a la tribuna de los Shyris nos espera un nutrido grupo. Yo pensaba al principio que el grupo me iba a tomar con recelo y desconfianza, pero que equivocado estaba. Todos fueron corteses y la simpatía con que me acogieron me causo sorpresa. Tuvimos una pequeña charla y esperamos un poco a que el grupo fuera un poco más grande. Al ya contar con unos 25 ciclistas procedimos a iniciar el recorrido. Cuando llegamos al cruce entre la Shyris y Eloy Alfaro arrancaron los primeros saltos, que eran unas simples cajas apiladas, después de demostrar todas sus aptitudes, nos dirigimos al segundo punto de acción en la Plaza Argentina que se encuentra justo al lado del partidero a Tumbaco. Este es un sitio ideal para hacer trucos: Saltar gradas, subir filos estrechos de vereda o barandas, realizar willis (andar en una sola llanta) en espacios reducidos o manual que es lo mismo que el willis pero sin pedalear. Toda una gama de equilibrios y coordinación. Los primeros problemas técnicos se hicieron presentes, pero casi todos en la cofradía contaban con las herramientas adecuadas para hacerles frente a las calamidades que aparezcan .En medio de todo el clamor conozco al Gringo. Este domina la cicla como si fuera parte de su cuerpo. Saltos cortos que lo hacen subir a un angosto filo, luego a subir gradas con una sutileza que todos trataban de imitar. No intente hacer ninguno de los trucos que vi. . Todavía estaba demasiado verde para hacerlo, pero mis bros no se cansaron de hacerlo una y otra vez, a veces salían otras no pero lo importante es intentarlo estar en sintonía con lo que se hace. Continuamos nuestro recorrido a la altura del CIESPAL encontramos una subida bastante alta. El Gringo salto y reboto en las 2 ruedas, Dany lo intento y amago en el aire y el suelo lo recibió, aunque la caída fue aparatosa el ni siquiera se inmuto, es más ese fue el aliciente para intentarlo de nuevo. El Sapo prefirió subir la bicicleta por la agreste pared y bajar luego, fue el único que lo intento y salio bien librado. Continuamos nuestro recorrido hasta la Pradera y a la altura de la FLACSO fue terreno fértil para realizar más saltos estuvimos ahí hasta que el guardia tuvo la cortesía de votarnos bajo la amenaza de llamar a la policía. Seguimos hasta la Mariscal la cual recorrimos de cabo a rabo, para ese entonces ya estaba papelito y me di cuenta, que había nacido una nueva pasión, no creía que fuera tan chévere andar en bici y lo más importante es saber que puedes llegar a cualquier parte y más rápido en la misma. Aparte no contaminas y cuidas tu salud,que más se podía pedir. Estas reflexiones me acompañan mientras tomo a toda madre la Shyris, por la hora no hay ningún auto, por lo que es permitido embalarse y ser uno con el asfalto que principia y se acaba con cada envestida de la bicicleta. Al llegar a nuestro destino y hecho polvo por el esfuerzo, pero con una sonrisa y la satisfacción del deber cumplido, procedemos a ir a descansar pero con la convicción de buscar cada día más. El gusto a la libertad y el vértigo es difícil de dejar. Es un vicio que te corroe.

Francisco Martínez Semanate
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martes, 11 de marzo de 2008

Diálogo Con la Bestia

Bogota 27 de febrero de 2008
Las carpas ocupan media vuelta del parque Simón Bolívar, existiendo hasta ese mediodía un total de 612. La cofradía esta a la espera. El concierto que hemos esperado toda la vida empieza su cuenta regresiva. El escenario donde se presentara Iron Maiden, ocupa el lado oriental del parque que se extiende aproximadamente en cien hectáreas. Caminando entre los ríos de gente me encuentro con Silvia. Ella es una caleña de 23 años, tiene una minifalda negra que descubre unas piernas que le deben llegar hasta el cuello. Su largo cabello negro acompaña unos labios gruesos pintados del mismo color. Piel blanca y ojos almendrados hacen un complemento perfecto. Responde a mis preguntas con ese acentito que tienen las mujeres colombianas cuando quieren ser coquetas. Me cuenta que ya lleva tres días acampando en las inmediaciones del parque, que llego desde el sábado con sus amigos. A esa altura constato a sus camaradas, que me miran con caras de pocos amigos. Silvia me invita a conocer al grupo, luego de las respectivas presentaciones y constatar que esa niña tenia dueño, les cuento que vengo desde Quito y que después de un largo viaje me encuentro a la expectativa del concierto. Los nuevos amigos se tranquilizan y comenzamos hablar de música siempre acolitados con un aguardientico. Me pego algunos y poco a poco me voy descolando, prefiero regresar al hotel.

Quito 17 de noviembre de 2007
Al abrir el último ejemplar de la Rolling Stone, no puedo creer lo que ven mis ojos. Era el anuncio publicitario del concierto de Iron Maiden en Bogota el jueves 28 de febrero en el parque Simón Bolívar por la gira Somewhere Back In Time. Entro a la primera cabina telefónica que encuentro en el camino y marco el número de Marcelo .Le comunico la buena noticia la cual toma con escepticismo. Le explico de donde proviene la fuente y existe un silencio entre nosotros, sus últimas palabras son: “ya te llamo”. Cinco minutos después recibo su llamada y con alegría replica que tengo toda la razón, había consultado en el Internet y luego los dos al mismo tiempo decimos:”Tenemos que ir”. Pasan unos días y me dirijo a una tienda especializada en metal, que promociona un tour para ir al concierto. Me informo por su dueño en que consistía el tour y luego de constatar lo caro del precio y lo poco que ofrecía , la decepción empieza a rondarme pero no acabaría en mermar , al enseñarme las entradas , las cuales las vendía aparte ,claro que al doble de su valor . Tomo el boleto en mis manos, en ese momento supe que no había marcha atrás.

Bogota 28 de febrero de 2008
Salimos temprano del hotel. Sergio siempre precavido, llevaba una bolsita con las vituallas para la larga espera, además de las botellas de agua. Marcelo solo armado con su cámara. Yo solo con la alegría de ser participe de la fiesta. El día se presentaba nublado con probables lluvias, por lo que no olvidamos nuestras chompas que en caso de sol solo serian un estorbo. Luego de caminar unas cuadras por la calle 13, preguntamos a un transeúnte, que bus nos servia para ir hacia el parque. Con mucha amabilidad la cual es una cualidad común de la gente colombiana, no dio unas cuantas indicaciones para llegar. En el bus los nervios y las ganas de llegar no podían más, nuestro entusiasmo y algarabía contagio a toda la buseta, después de un viaje de 30 minutos llegamos a la inmediaciones del parque. Creo que ocupamos a esa altura de la mañana el puesto 7 u 8 mil en la fila. La espera no fue tan ingrata, pronto hicimos amistad con Néstor y Cesar que venían desde Manizales .Al principio no podíamos entenderles bien lo que hablaban (ni ellos a nosotros) pero tiempo después hablábamos el lenguaje común de la música. La fila no se movió para nada hasta la una de la tarde en el transcurso de ese tiempo fuimos presa fácil de los comerciantes que para la ocasión no se guardaron nada. Camisetas , llaveros , parches , gorras , botones y hasta plásticos para la lluvia de todo tipo y forma se promocionaban, pero la imaginación para ganarse unos pesos se paso de la raya cuando vimos unos parceritos que habían elaborado una estatua Eddie y vendían las fotos que se tomaban con el. Para evitar fotos no deseadas cubrían el muñeco con una sábana. Compramos de todo, pero a la que más esperada fue a la señora que vendía el aguardiente, la espera era larga y con un guaro se hace menos intensa. Después de saciar nuestra sed y nuestras ansias consumistas, la tripa empezaba a molestar. Optamos por unos hot dog que resultó un fiasco, los hermanos colombianos no tienen idea de cómo hacer un perro caliente apetitoso, como extrañamos en ese momento los hot dog 15 salsas de Quito que incluyen cola y ensalada de papa. Luego de la jama seguimos con la chupa, cuando de repente nos sorprendió la lluvia, y la cola mientras tanto sigue sin avanzar. Después de una hora de chupar agua y sin ningún signo que el clima cambie o que avance la fila, me preguntaba: ¿Vale realmente todo este sacrificio?


Quito 15 de mayo de 1997
El trabajo más feo del mundo debe ser cajero de banco, no es que lo crea, estoy totalmente seguro. Después de terminar mi labor y salir de ese condenado banco que lo odio con toda mi alma, me dirijo hacia Audivideo. Es lo único bueno de ese trabajo, todas las semanas nos pagan puntualmente, lo que me permite gastarme mis buenas lucas en mi vicio: La música .Todos los viernes voy para esa tienda y siempre salgo con por lo menos 2 discos nuevos. Ese viernes me iba a topar con Marcelo, siempre me gusto comprar música con el, aparte de ser un tipo que sabe bastante tiene buen gusto. Nos encontramos en la puerta del Caracol y entramos sin más preámbulos a la tienda y nos dirigimos a la sección de metal. Era chistoso como nos miraban los empleados de la tienda, no entendían que podían hacer juntos un encachinado como yo, con un tipo vestido de negro con camiseta de Deicide como Marcelo. Ese día no encontré nada nuevo o algo que me llamará la atención, cuando de repente Marcelo tiene en sus manos el primer trabajo de Iron Maiden que se llama de la misma forma y me sugiere que me compre ese disco. Yo hasta ese momento no había escuchado mucho de los Maiden, confieso que me gustaban más las portadas de sus discos que su música. Le manifiesto a Marcelo mis dudas, a lo cual él replica que este trabajo es con su primer vocalista Paúl dI`Anno, que tiene un sonido más crudo y directo, que en definitiva va ser de mi agrado. A regañadientes lo adquiero. Al llegar a casa pongo a rodar el CD, que comienza con Prowler. Al escuchar sus guitarras chillantes, supe en ese instante que mi vida no seria la misma, un nuevo amor había iniciado.

Bogota 28 de febrero de 2008
Moonchild se escucha a todo voltio, es la sexta canción que escuchamos. Lo que más me regocija es que no me acuerdo haberla oído en vivo, lo que hace a la canción única. Es increíble estar metido en toda esta locura, escuchar como cantan al mismo tiempo 50 mil almas y no parar de saltar es cosa de sabrosa insania. Pero lo mejor fue ver muchos rostros felices sobre todo cuando dieron inicio los acordes de Fear of the Dark, la favorita de la afición bogotana. La gente no paraba de gritar todo era sentimiento y movimiento. Marcelo, Sergio y yo estamos embobados, la fantasía nos envuelve, permitimos que surgiera la magia, que se nos enrosco para formar parte de todo.

Quito agosto de 2001
Atravieso el redondel de la Floresta y al tomar la calle Iberia, empiezo mi descenso al Hueco. Traigo además del correspondiente dibujo, el último trabajo de Maiden: Brave of the New World. Este es un trabajo especial, ya que marca el regreso de Bruce Dickinson a la alineación original de la banda. El vocalista anterior Blaze Bailey no es que fuera malo, al contrario grabo un disco de culto para los fans: Virtual XI, pero pareciera que la herencia le quedaba muy grande y muchos fantasmas merodearon a su alrededor lo que conjuro su partida. Al llegar al sitio golpeo una puerta que ya parece caerse, en unos minutos, me abre Roberto o Boby Brown para los panas. Su cara aguardentosa, me dice que ha tenido uno noche genial y que la resaca empieza hacer efecto. Al pasar a su departamento que parece zona de guerra, le muestro el nuevo disco, el cual observa con curiosidad y sin regresar a mirarme me pregunta si traje el dibujo. Se lo enseño y me pregunta si ese es el tamaño que lo quiero, lo cual afirmo con la cabeza. Nos sentamos a escuchar el disco, mientras tomamos un nutritivo desayuno de pan con biela. Al terminar, Roberto se pone a preparar el material y calca el dibujo en el papel translúcido. Trato de relajarme, ya que tendré por lo menos dos horas de intenso dolor. Me aplica el dibujo que representa a Eddie como momia, en el extremo inferior de mi pierna. Mientras carga de tinta la máquina de tatuar, Roberto me pregunta, ¿Sí estoy listo? ; Le respondo que siempre. El primer pinchazo no se siente, el tercero es el que duele, mientras la aguja recorre la piel como lienzo, trato de pensar que ese es el precio que hay que pagar por ser fanático. Sí no te duele no sirve.

Bogota 28 de febrero de 2008
Falta 30 minutos para que inicie el concierto y tenemos todavía 500 personas delante de nosotros. La gente se empieza ofuscar, la nula presencia de la policía y el excesivo consumo de alcohol comienza hacer efecto. La lluvia por suerte paro, pero las mallas que rodean el parque Simón Bolívar empiezan a ceder ante la presión de la gente que teme quedarse afuera. Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe. Las mallas cayeron y la gente empezó a colarse y fue cuando empezaron los disturbios. La cola empieza avanzar ya falta poco para entrar, cuando de repente empieza la represión. La policía no escatimo golpes y gas para frenar a la alocada de la gente, mientras nosotros impávidos, vimos en nuestra cara todo lo el caos, temiendo lo peor. Mientras nos ahogábamos de tanto respirar gas, lo peor sucede: El concierto empieza y nosotros en la puerta. Que tortura tan grande fue escuchar la música de Maiden en la puerta del concierto y nosotros sin poder pasar, nunca en mi vida e rogado tanto a un policía para que acceda dejarnos entrar. Cuando escuche los acordes de Trooper me quería morir, mi canción favorita y yo afuera. Pero el cielo entendió nuestros reclamos y al fin los señores del orden público comprendieron que cometían una arbitrariedad con todos los que hicimos ordenadamente la fila. Nos dejaron pasar, tuvimos que correr unos 200 metros mientras escuchábamos las notas de Powerslave. Al llegar al sitio del concierto la impresión fue gigante, el sitio se caía de lleno y el escenario se veía súper lejano. Nos acomodamos como pudimos y nos acercamos hasta donde el tumulto nos freno. Todavía aturdidos por lo acontecido, y sin saber a ciencia cierta que hacer, de repente nuestros ojos recayeron en el escenario y en las pantallas gigantes, el solo introductoria de batería de Run to the Hills hizo su aparición en escena; en ese preciso momento comprendimos que todo había valido la pena y que era el momento de disfrutar de nuestra recompensa.

Bogota 28 de febrero de 2008
El momento cumbre de un espectáculo de Maiden es cuando aparece Eddie; y esta vez no seria la excepción. Mientras tocan la canción que da nombre a la agrupación, surge Eddie de la nada, es un muñeco de 3 metros aproximadamente, representa al que se encuentra en la portada de Somewhere in Time, acompaña sus movimientos sincronizados con el sonido de la banda de improviso la música termina y el escenario se cierne en la oscuridad. Los Maiden desaparecen, los gritos de sus fans no se hacen esperar, súbitamente aparece Bruce Dickinson, agradece a la gente, promete volver a Bogota, a quedado fascinado con el público. Presenta al resto de la banda: Steve Harris en el bajo, Adrian Smith en la guitarra, Nicko Mcbrain en la batería y por último Dave Murray en la segunda guitarra. Todos aclamados, son los propios, los que nos han divertido por más de 30 años. Los auténticos, los imitados siempre pero igualados jamás. Sigue el show con Wasted Years, seguido de The Clairvoyant y para finalizar el himno que todos esperamos Hallowed be the name. Que es coreado por todo el auditorio. Termina el concierto y no puedo dejar de aplaudir. Tomamos el camino de salida con la convicción de sentirnos satisfechos, mientras nos perdemos en medio del gentío.

Francisco Martínez Semanate
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