domingo, 6 de abril de 2008

...Y Hasta Que Nos Toco

Después de casi dos meses de soportar el peor embate estival de los últimos años; en que las inundaciones sobre todo en barrios al sur de la ciudad y el colapso de vías ha sido cosa de todos los dias. Solo era cuestión de tiempo que la torrencial temporada nos trajera problemas más serios, que no han sido para menos. El desplome del embaulamiento de un colector de más de cuarenta años que atravesaba el transitado sector del Trébol produciendo un boquete de 70 metros de diámetro, solo es la punta del iceberg de los problemas urbanísticos, viales y de tránsito que sufre la urbe.

El percance que podía evitarse, si el mencionado colector recibía el mantenimiento pertinente, era un problema que tarde o temprano iba a emerger, ayudado además por las inclemencias del clima; Lo que hace necesario que de ahora en adelante la planificación sea de forma adecuada y gradual para que esto no vuelva a suceder. Los rellenos de las quebradas deben ser con el suficiente aval técnico, como estudios de suelo y de factibilidad.
El hundimiento del Trébol lleva consigo problemas colaterales más grandes siendo el peor de ellos el tráfico atosigante que sufre a toda hora la ciudad y la ciudadanía. Debido a la agreste geografía de la ciudad, las calles son largas y angostas, lo que no ayuda en la circulación, aparte el parque automotor ha crecido de manera desmedida e irracional.
Calles alternas altamente saturadas y la carencia de mayor número de avenidas que unan el sur con el norte han conjurado para convertir la urbe en un caos.

Urgen medidas inmediatas a corto y a largo plazo para frenar este desconcierto. A largo plazo la ampliación de calles, la creación de pasos a desnivel y puentes es una cuestión indeclinable que se debe comenzar ya, así como también mejorar y normar el trasporte público. Junto con el crecimiento de la ciudad, crece el número de vehículos, es potestad de las autoridades municipales aplacar este crecimiento imponiendo impuestos a quienes tienen más de un auto así como también retirar de la circulación los vehículos que tienen más de 20 años de uso.

A corto plazo una solución es el pico y placa que bien dirigida y bien entendida, puede ser una alternativa a este marasmo. La gente confunde el pico y placa como la restricción para circular por la ciudad por un día según la terminación del número de su matricula sea par o impar; la verdad sola esto es una parte. La plena aplicación de este sistema consiste en la restricción de circular por la ciudad según corresponda el número de placa par o impar, pero únicamente esto ocurre en las horas pico, es decir de 7 a 9: 30 AM y de 17 a 20 pm. De esta forma se evitara los embotellamientos en las horas de mayor circulación, claro eso sí, contando con el total apoyo policial para intensificar el control, así como también la aplicación de fuertes multas a quienes no acaten la disposición. Con esto acabamos con las reviradas de hígado de algunos conductores, de igual manera con la congestión y polución ambiental que es mayor cuando los autos están varados en medio del tráfico.

Otra solución es la utilización de medios de transporte alternativos como las bicicletas, que con la presencia de las ciclovias y el auge de estos vehículos entre muchos miembros de la ciudadanía debe crear una costumbre hasta recaer en un estilo de vida.

Aunque el Sr. Alcalde afirma que la aplicación de medidas alternativas estos momentos solos lograría más desorden. Pienso que las crisis son los momentos precisos para implementar los cambios, muchas veces radicales pero necesarias. Es hora que la ciudadanía tome conciencia y deje de lado egoísmos y envidias. Que tome las riendas para lograr las medidas necesarias para mejorar su forma de vida. Afrontar el riesgo cuando es la ocasión de hacerlo, nos ayuda a crecer como seres y sociedad.

Francisco Martínez Semanate
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Quito-Ecuador

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